El frío influye, pero no es el único culpable de las enfermedades que se propagan durante los meses de frío. Intentar tener un sistema inmune fuerte es esencial para combatirlas.
La llegada del invierno implica también la vuelta de algunas enfermedades típicas de esta estación.
Con el descenso generalizado de las temperaturas, es común que las defensas bajen y nuestro sistema inmune esté más expuesto a infecciones en las vías respiratorias.
Si no hay patologías previas, la mayoría de ellas son leves y desaparecen con tratamiento médico.
No obstante, es especialmente importante en esta época llevar una alimentación variada con gran presencia de frutas y verduras, utilizar ropa de abrigo - especialmente en la garganta - y procurar tener una temperatura agradable en casa que no baje de los 20 grados.
Existen síntomas comunes en las principales enfermedades de invierno que pueden confundirse entre sí, así como con la COVID-19 (especialmente con la última variante, ómicron).
Por supuesto, si tienes dudas y te encuentras mal, lo mejor siempre es consultar a un médico que te ayude a pasar la enfermedad lo mejor posible.
Las enfermedades más comunes en invierno
A continuación repasamos cuál es la principal sintomatología de estas enfermedades para diferenciar unas de otras, sin olvidar que actualmente es necesario descartar la COVID-19 mediante un test antes de nada.
Gripe
Cada año, la gripe se convierte en una epidemia estacional que afecta a más de un millón de personas. Se trata de una infección respiratoria causada por un virus que, aunque ocasione una enfermedad leve o moderada, también puede complicarse, sobre todo en personas mayores, niños o mujeres embarazadas.
Puede alargarse hasta una semana y sus principales síntomas son fiebre, dolor muscular, dolor de cabeza y sensación de fatiga.
Resfriado o catarro común
No se trata de una enfermedad exclusiva de la temporada de invierno, pero la bajada de las temperaturas influye en su propagación. Igual que la gripe, también debe su causa a un virus que infecta nariz y garganta.
Así, los principales síntomas son congestión nasal, tos y dolor de garganta, aunque también puede sentirse un malestar generalizado.
Faringitis
Esta infección puede ser causada por virus (como el de la gripe o el resfriado) o una bacteria. Se manifiesta con irritación, inflamación o infección de la faringe y se caracteriza por un enrojecimiento de la faringe, dolor al tragar y, en ocasiones, inflamación de los ganglios cervicales.
Placas
Cuando en lugar de enrojecerse, en la garganta se aprecian tonos más bien blanquecinos o amarillentos, se trata de placas. También son causadas por un virus o una bacteria: es la respuesta de nuestro organismo ante una infección. Se caracteriza por un fuerte dolor de garganta - especialmente al tragar -, fiebre, inflamación de las amígdalas o de los ganglios linfáticos y dolor de cabeza.
Gastroenteritis
También se la conoce como “gripe estomacal”, ya que se trata de un virus que afecta directamente al sistema digestivo provocando una infección intestinal. Sus principales síntomas son diarrea, vómitos, cólicos estomacales y, a veces, febrícula.
Otitis
Aunque suele darse en niños, las infecciones del oído pueden afectar a toda la población. Es muy característica ya que su principal síntoma es el dolor agudo del oído. También puede haber secreción y dificultad para oír.
Bronquitis
Es la inflamación del tejido que recubre los bronquios, unos tubitos que permiten la entrada y salida del aire en los pulmones. A menudo la bronquitis es una complicación de una infección respiratoria, como la gripe o el resfriado común. Sus síntomas son tos, producción de mucosidad, dificultad al respirar, molestias en el pecho, febrícula y escalofríos. Puede convertirse en una enfermedad crónica.
Cómo prevenir enfermedades en invierno
Las principales razones por las que proliferan estas enfermedades son el descenso de las temperaturas, el debilitamiento del sistema inmunológico y compartir espacios cerrados o poco ventilados. Así, los principales consejos para evitar contraer estas enfermedades van en estas líneas:
- Evitar cambios de temperatura bruscos y utilizar ropa de abrigo, especialmente en garganta, manos y pies.
- Llevar una alimentación basada en frutas y verduras con especial atención a los alimentos que contienen vitamina A y C, como las naranjas, las mandarinas, las zanahorias, los pimientos rojos y las fresas, entre otros.
- Ventilar a diario los espacios cerrados entre 10 y 20 minutos.
- Cubrirse la boca al toser o estornudar y utilizar pañuelos desechables.
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón.
Aunque existen algunos síntomas comunes, la clave para diferenciar una enfermedad de otra es atender al cuadro completo y, sobre todo, descartar que sea COVID-19 en aquellos casos que puedan crear confusión.