¿Qué tienen en común Ibai Llanos y Angelina Jolie? Además de su dinero, ambos han compartido su experiencia yendo al psicólogo. No son los únicos famosos que han reconocido con orgullo haber pedido ayuda ante un problema de salud mental.

La salud mental ya ha dejado de ser un tema tabú. Tras los meses más duros de la pandemia se empezó a advertir un desgaste psicológico de la población en general. El estrés persistente, el miedo al virus y la desmotivación ante la “nueva normalidad” son los principales causantes de lo que se conoce como “fatiga pandémica”. Aunque no son nuevas, estas emociones son ahora más visibles y se pueden tratar de manera online, con psicólogos desde tu móvil.

La salud mental según Google

El volumen de búsquedas de un término nos da algunas pistas sobre las preocupaciones de los usuarios. Desde que empezó la pandemia, muchos expertos en psicología y psiquiatría han realizado estudios para analizar la incidencia de la crisis sanitaria en la salud mental de la población a partir de Google Trends. Los términos “ansiedad”, “depresión”, “insomnio” o “pánico” han fluctuado según se iban intensificando y relajando las medidas de seguridad.

La plataforma Semrush también se ha sumado a las investigaciones. Según su estudio de palabras clave, los usuarios españoles buscan en internet soluciones a la ansiedad, el insomnio o el burnout (síndrome del agotamiento profesional).

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El estigma de ir al psicólogo

Era cuestión de tiempo que, además de Google, personas públicas quisieran visibilizar la importancia de la salud mental.

Y es que el malestar psicológico no entiende de estatus: actores, deportistas y políticos, entre otros, han reconocido acudir a terapia.

Angelina Jolie, Elton John, Miley Cyrus o Jim Carrey son solo una muestra de las celebrities que han normalizado ir al psicólogo para tratar desde depresión, trastornos de la alimentación hasta déficit de atención.

En España, el diputado de Más País, Iñigo Errejón también quiso poner el tema sobre la mesa en el Congreso: “hay que doblar el número de psicólogos en la sanidad pública porque que alguien te acompañe cuando estás solo o lo estás pasando fatal no puede ser un lujo para el que se lo puede pagar”.

Uno de los diputados contestó con un desafortunado “vete al médico”, poniendo de manifiesto la estigmatización de las enfermedades mentales. Después rectificó a través de Twitter.

La presión del deporte

Tokio 2020 fue el escenario perfecto para visibilizar los problemas de salud mental que sufren los deportistas de élite. La gimnasta estadounidense Simone Biles no tuvo ningún reparo en anunciar su retirada de los Juegos para centrarse en su salud mental y fue mundialmente aplaudida por sus compañeros de profesión y por la sociedad. Después de ella fue la tenista Naomi Osaka - la atleta mejor pagada del mundo - la que decidió abandonar el Abierto de Francia por los mismos motivos.

Los influencers también sufren

Instagram nos muestra el lado más bonito de sus vidas, pero la sobre exposición en redes también tiene sus consecuencias. María Pombo, Ibai Llanos, La Vecina Rubia, Laura Escanes o Dulceida son algunos ejemplos con marca España que han admitido necesitar terapia psicológica como algo totalmente normal. Además, aprovechando su visibilidad, han animado a sus followers a pedir ayuda cuando la necesiten.

En busca del cuerpo perfecto

El documental Miss Americana, disponible en Netflix, muestra la versión más íntima de la cantante Taylor Swift, que reconoce haberse obsesionado con la delgadez. Llegar a la conclusión de que tener una talla 38 es más saludable que una 32, como dice en el documental, le ha costado varias sesiones de terapia. Desgraciadamente, no es la única que admite haber tenido un trastorno de la alimentación: Victoria Beckham, Lady Gaga, Victoria de Suecia o la cantante Zahara también han confesado haber pasado por eso.

Estos son solo algunos ejemplos de que la salud mental está hoy en día en el centro de las conversaciones. Gracias a esta visibilidad no solo contribuyen a normalizar las enfermedades de salud mental, sino a la reflexión colectiva al respecto y a la regulación para garantizar su protección y seguimiento.